11.10.10

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aquí toreaban los momentos delicados. el hielo tan hermoso lleno de gotas de la música más fría de la que pudiéramos hacernos cargo. niñas frágiles como segundos blancos, como susurros. el filo del invierno. y ella, que abre su voz y enciende las estrellas. soldados de yeso retumban en las calles y nadie es capaz de detenerlos, todo pasa demasiado rápido, las ráfagas de fuego, luego el incendio, los gritos apagados, los sollozos. y ella, que abre su voz y enciende las estrellas. la cuidad es un lienzo gigante salpicado de rojo y de negro. como siempre, nadie ha salido ganando. como siempre, todos quedamos con algo de menos, los ojos han trepado varios años. a la inocencia no hay quien la reconozca, encaramada a sus ojeras, llena de frases negras y de heridas. dentro de un tiempo llegarán las cicatrices, luego los colores, alguien olvidará lo que no habría que repetir nunca, y encenderá la mecha para que se repita